SCHOPENHAUER, ARTHUR
Sorprende que a 140 años de la muerte de Schopenhauer aún existan textos inéditos de su obra y de tal valía como los que, en un trabajo minucioso y casi detectivesco, reconstituye el catedrático de filosofía Franco Volpi en un pequeño manual de filosofía práctica: El arte de ser feliz. Se trata de una auténtica joya hasta ahora escondida en el legado del filósofo, en la que se nos invita a educar nuestro carácter a través de reglas de conducta que nos ayuden a evitar las penurias y los golpes del destino.
Desde muy joven, Schopenhauer tenía una predilección por el género literario de los pequeños tratados de filosofía práctica. Ya durante el tiempo en el que residió en Berlín gustaba de redactar breves textos y apuntes para su uso personal; así nació, por ejemplo, El arte de tener razón (Erística), publicado póstumamente a partir de su legado.
Las cincuenta reglas para la vida que incluye se redactaron en diversos momentos y se encuentran dispersas en distintos volúmenes y carpetas. Su estado incompleto y el reconocido pesimismo de Schopenhauer son las razones principales por las que hasta ahora nadie sospechó un «Arte de ser feliz» entre los escritos del filósofo. Pero precisamente desde la convicción pesimista de que la vida de los seres humanos no depara más que decepciones, dolor y aburrimiento, el filósofo nos invita a servirnos de unas herramientas valiosas que nos brinda la naturaleza: los dones del ingenio y de la prudencia práctica. Aunque nuestro carácter no parece modificable, podemos educarlo con reglas de conducta que nos ayuden a evitar las penurias y los golpes del destino. En 1814, a los 26 años, el joven filósofo encontró una formulación casi definitiva para la intuición fundamental en la que basar su sabiduría de la vida, es decir, la concepción negativa de la felicidad entendida como mera ausencia del dolor. A las razones filosóficas para esta concepción se sumaron motivaciones de índole biográfica. Bajo la presión y las decepciones de sus primeros años en Berlín, Schopenhauer se dedicó con especial intensidad al problema de la sabiduría de la vida y, desde 1822, comenzó a apuntar con cierta regularidad sentencias y máximas.
El plan de concebir un «Arte de felicidad» en forma de catálogo de reglas de conducta surgió probablemente en relación con la lectura del Oráculo manual de Baltasar Gracián. Muchas de las reglas de Schopenhauer recuerdan las de la obra de Gracián e incluso se encuentran citas directas que demuestran que Schopenhauer, al redactar El arte de ser feliz, tenía en mente al maestro del conceptismo español. Con su descubrimiento, Franco Volpi ha ofrecido un generoso regalo especialmente a la cultura española y a la historia de la recepción del pensamiento barroco español por parte de Schopenhauer.
De interés para filósofos, para lectores interesados en el pensamiento de Schopenhauer y público en general que se sienta atraído por escritos sobre autoayuda, esta vez tratados desde el rigor de la filosofía.