Las corridas de toros no son simplemente un espectáculo, no sólo son disculpables; sino que este ensayo demuestra que además son defendibles porque son moralmente buenas.
Artículos relacionados
Vista previa: ¿POR QUÉ DEBERÍAS SER TAURINO?. UN ALEGATO CONTRA LA MEDIOCRIDAD Y EN FAVOR DE LA LIBERTAD
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información